Marcela Cabutti · Se va el caimán, se va el caimán · Museo Nacional de Arte Decorativo
Marcela Cabutti presenta una instalación de sitio específico que reflexiona sobre el entorno del Museo Nacional de Arte Decorativo y los múltiples objetos que componen su colección.
Marcela Cabutti
SE VA EL CAIMÁN, SE VA EL CAIMÁN.
Texto Larisa Mantovani
Al entrar en el jardín del palacio, que en algún tiempo perteneció a la familia Errázuriz Alvear, vemos una fuente que antaño hospedaba a los cisnes que le dan su
nombre. Una tierna escultura decorativa se ubica en el centro, se trata de un niño que dulcemente sostiene un pequeño caimán y que tiene por fin abastecer de aqua a la
fuente. Marcela Cabutti con su instalación reflexiona sobre el entorno del Museo Nacional de Arte Decorativo y los múltiples objetos que componen su colección.
La obra ideada por el escultor francés Mathurin Moreau forma parte de una serie dedicada a los continentes y esta pieza en particular refiere a una alegoría de África. Realizada por la fundición Val d’Osne, que tenía casa de ventas en París y también en Buenos Aires, este y otros diseños podían solicitarse a pedido por catálogo; su potencial múltiple abre la pregunta por los sentidos que genera en cada lugar en que se la emplaza. El contenido político e incluso colonial que subyace a esta temática queda endulzado por el hecho de que se trata de obras de arte decorativo que embellecen jardines y fuentes. El objetivo de la artista es desenmascarar esa operación que
a primera vista parecería ocultarse.
Con las temperaturas primaverales, estos caimanes salen de su letargo para rescatar a su pequeña cría. De manera lúdica, los caimanes retoman algunos temas de los animales presentes en el patrimonio que Cabutti se ocupó de investigar y que pueden hallarse en el recorrido del visitante, entre ellos están los popularmente conocidos como Perros de Fo o la variedad de técnicas decorativas que incluyen las incrustaciones en piedras preciosas en pequeños objetos. En este caso los apliques son azules, pero no aluden a zafiros o aguamarina, esos azules de diferentes tonos son, a ojos de la artista, un material aún más valioso: el agua.
Frente a la gran colección del museo principalmente de origen extranjero se propone aquí la incorporación de elementos americanos, ellos se hacen presentes visualmente en los reptiles modelados con los escalonados geométricos propios de la tradición del continente. También está presente la alusión a la transformación entre ser humano y animal, como enuncia la canción que da título a este conjunto de obras: «vi un caimán muy singular, con cara de ser humano». Estas sutiles referencias americanas rememoran aquellos intentos del primer director del MNAD, Ignacio Pirovano, por hacer que la colección dialogase también con las piezas de producción autóctona ¿Qué sentidos tiene una escultura de fundición realizada en Francia, con alusión a África -como un todo homogéneo-, emplazada en Sudamérica, en un palacio originalmente de clase alta en la Ciudad de Buenos Aires? Su contexto nos exige resignificarla.
Agradecimientos: Alvaro Rufiner, Julián Mizrahi, Larisa Mantovani, Natalia Pastorino
Juano Games, Mario Moltedo, Adhesivos Parsecs, Bolitas Tinka, Nilda Fink, Paula Cas-
tellano, Santiago Cabutti y a todo el personal del Museo Nacional de Arte Decorativo.