EsteArte’24

En 1962, Julio Le Parc como integrante del Groupe de Recherche d’Art Visuel (GRAV) desde París presenta la formación del «anti-grupo de anti-investigación de antiarte anti-visual, anti-Nueva Tendencia» (N.E.A.N.T.) como crítica activa al movimiento de la Nueva Tendencia. La preocupación principal de Le Parc y el GRAV era el divorcio fundamental que se había dado en el panorama artístico entre el arte y el gran público. Cuestiona no solo las manifestaciones artísticas emergentes, sino también la eficacia de las luchas encarnizadas, resaltando la falta de un programa claro y la falta de compromiso a la hora de participar activamente en la transformación de la escena artística. La crítica de Le Parc se centra en la aparente incongruencia de la Nueva Tendencia al intentar progresar el arte a través de la sustitución de un hábito por otro. Pone de manifiesto la tendencia a crear nuevas modas artísticas sin abordar los problemas fundamentales del arte contemporáneo, como por ejemplo la supuesta intención de invadir diferentes aspectos de la vida cotidiana con instalaciones y obras de arte, subrayando la ironía de reemplazar cuadros en los museos como el Louvre por cajas y luces. Como resultado, el GRAV se encuentra especialmente interesado en la multiplicación de obras que permitan situaciones variadas, que engendren una fuerte excitación visual, que reclamen el desplazamiento del espectador, que contengan en sí mismas un principio de transformación o que reclamen una participación activa del espectador.

Por lo tanto, para Le Parc trabajar con el concepto de “múltiple”contribuye a desacralizar la obra única, a quitarle su carácter de objeto fetiche y de pretexto para la especulación. La multiplicación permite replantear, aunque sea tímidamente, las relaciones habituales entre el arte y el espectador y generar una nueva independencia democrática en el campo artístico. De esa forma, el arte desempeñaría un papel de incitación social, liberando al mismo tiempo al espectador de la obsesión de la posesión. Para Le Parc, esos conjuntos multiplicables podrán tomar la forma de lugares de participación activa, de salas de juego, que serían montados y utilizados según el lugar y la naturaleza de los espectadores. Entonces la participación se convertiría en colectiva y temporal. El público podría expresar sus necesidades en otra forma diferente de la posesión y el goce individual, de esa forma retomando el vínculo primordial entre el arte y el gran público, tal como lo buscaba el artista y su grupo.