Marcela Cabutti · 10.11.2017 - 31.01.2018

Acerca de la distancia afectiva entre los objetos

texto curatorial

Por Lucía Savloff

Repertorio de escenas para un abordaje de lo afectivo

En Acerca de la distancia afectiva de los objetos, Marcela Cabutti presenta un conjunto de acciones performáticas que aborda las relaciones entre las personas y los objetos. A través de filmaciones y fotoperformances, la muestra despliega una serie de interrogantes que las distintas escenas buscan responder: ¿Cómo gestionar el peso de la dimensión afectiva de los objetos provenientes de nuestra historia? ¿Qué elegimos conservar y qué no? ¿Cómo atravesar ese proceso?

A lo largo de la exposición observamos distintas pruebas y ensayos que, en palabras de Marcela Cabutti, configuran un “archivo de escenas”: objetos en suspensión, puestos en movimiento, sometidos a distintas fuerzas, que oscilan en el aire o entran en contacto. La propuesta nos reenvía desde las leyes de la física a la dimensión histórica, simbólica y afectiva de las cosas. Puedo sostener un objeto para medir su peso, pero ¿cómo medimos el peso de una cosa cuando ésta suscita en nosotros la intensidad emocional de ver en ella la presencia de quienes la han usado y amado?

Ahora bien, en un mundo en el que, como señala Jean Baudrillard, los objetos proliferan, las necesidades se multiplican y la producción acelera el nacimiento y la muerte de los objetos1: ¿qué espesor puede adquirir la pregunta por el peso, la resistencia y la vida de las cosas?. Bajo la lógica del consumo las cosas se descartan y reemplazan rápidamente. ¿De qué nos perdemos cuando percibimos a los objetos que nos rodean como entidades conocidas, exentas de misterio?, ¿cuál es el papel de la memoria y la imaginación en el restablecimiento de ese vínculo afectivo y sensible con los objetos?

Nos detenemos ante uno de los grandes recipientes de lata que aparecen dispuestos en la sala: aplastados por una presión extrema que los comprimió hasta reducir su tamaño. Así plegados, su interior refulge. Atraídos por su superficie, ignoramos de dónde provienen sus elementos constitutivos y, en general, las acciones humanas que hicieron posible su estar aquí. Los objetos conservan huellas de las relaciones económicas y culturales que los anteceden, procesos naturales, históricos y sociales anudan su existencia al mundo. En su trayectoria previa, Marcela Cabutti ha explorado con gran sensibilidad los procesos de transformación de los materiales, prestando especial atención a los saberes acumulados en oficios y modos de hacer. Existe una memoria ancestral que se activa en el encuentro de los cuerpos con la materia. Desde esta perspectiva, la filmación de una prueba de tracción realizada en una fábrica de adhesivos, adquiere múltiples sentidos. La máquina buscará separar dos probetas (pequeñas piezas de metal), mientras el visor indica la cantidad de kilos-fuerza soportados por la unión antes de la ruptura. Múltiples preguntas se disparan respecto a la intensidad de los vínculos y los distintos tipos de rupturas.

No es casual que para el tratamiento de esa envoltura sutil e invisible que constituyen los sentidos afectivos con los que investimos a las cosas, Marcela Cabutti realice un llamamiento al cuerpo. Según Diana Taylor, las estrategias performáticas están profundamente enraizadas en las Américas, bajo la forma de acciones o actos en vivo que transmiten saberes sociales y memoria colectiva. Este proyecto de Marcela Cabutti podría pensarse como un repertorio, en el sentido que Taylor otorga al término, cuando se refiere al conjunto de procesos por los cuales una memoria corporal circula a través performances, gestos y narraciones. Según la autora, el repertorio se distingue del archivo en la medida en que brinda acceso a un saber efímero, cuya transmisión requiere la presencia del estar allí2.

La pregunta por la distancia afectiva que mantenemos con los objetos puede ser confrontada con la distinción que establece el filósofo italiano Remo Bodei entre las ideas de ‘cosa’ y ‘objeto’3. Según Bodei el término ‘objeto’, (del latín objectum, aquello que se enfrenta al sujeto como problema u obstáculo), refiere a aquellos utensilios de la vida cotidiana que tratamos con indiferencia, como meros bienes con valor de uso o cambio. Por el contrario, la cosa tiene un significado especial para la persona que la posee, carga con un sentido afectivo e intelectual. La noción de cosa entonces, sería más amplia que la de objeto pues incluiría una multiplicidad de significados simbólicos y cognitivos. Aunque dicha distinción no se hace visible en el planteo de esta exposición, que conserva la cotidiana equivalencia entre objeto y cosa, la propuesta de Bodei resulta sugerente a la hora de considerar la dimensión afectiva de los objetos. En este sentido, resulta interesante el enlace que Bodei establece con lo colectivo, cuando señala que el origen del término cosa proviene del latín “causa”, aquello que consideramos importante como para movilizarnos en su defensa (velar por algo, luchar por una causa). La cosa se asocia entonces a lo que nos concierne y merece ser discutido en público. Mientras que la tradición de las artes visuales el término “objeto” tiene su propia historia, Cabutti lo conserva y enlaza así con un conjunto de artistas que han abordado lo objetual como material de exploración conceptual y poética.

En este conjunto de obras Marcela Cabutti manipula y dispone objetos provenientes de su historia personal. La filmación “Choque” registra a dos personas enfrentadas que juegan con un par de objetos suspendidos desde el techo. Ambas sostienen y luego sueltan, distintos objetos que son lanzados a su encuentro. Vemos su trayectoria y el momento en que entran en contacto. Una primera lectura puede ver allí un gesto iconoclasta, la violencia de la destrucción. Sin embargo, ya Aldo Pellegrini señaló a propósito de la exposición Arte Destructivo que “los objetos se rompen o destruyen siguiendo leyes internas de la materia que los componen: su destrucción revela el secreto de su estructura esencial”4. ¿Puede entonces esta puesta en escena del fin de la vida de los objetos ser investida de otros sentidos?

Las acciones se nos presentan a través del registro fotográfico y audiovisual, la mediación acentúa su cualidad íntima. Como un rito de pasaje, lanzadas al espacio, las cosas habitan el movimiento. ¿Puede verse en este gesto un tono opuesto al destructivo? Las cosas, transformadas por el encuentro, flotan, se rodean, se esquivan y finalmente reposan, una junto a otra, en una clara quietud. Quizás lo que resulta conmovedor en esta escena sea ver en esa acción un gesto doble, mezcla de despedida y celebración. O acaso sea el intento de tramitar la angustia que nos provoca el hecho rotundo que señala Borges en su poema “Las cosas”: la constatación de que las cosas serán más resistentes que nosotros y nos sobrevivirán.

En esta serie de obras Marcela Cabutti continúa explorando a través de su singular tratamiento de la materialidad física y poética, nuevas vías de acceso a las zonas más profundas de la experiencia vital. Su trabajo aborda la dimensión afectiva de la existencia, y renueva el deseo de establecer con el mundo una relación que privilegie el contacto sensible, haciendo de la ficción y lo poético el barco que nos permita lanzarnos a la tarea de amar el mundo y la vida, pese a todo.

. . .

1 Baudrillard, Jean. El sistema de los objetos, 1972. Citado en: Bodei, Remo. La vida de las cosas, Buenos Aires, Amorrortu, 2013, p. 36.
2 Taylor, Diana. Performance, Buenos Aires, Asunto Impreso, 2012, p.155.
3 Bodei, Remo. La vida de las cosas, Buenos Aires, Amorrortu, 2013.
4 Pellegrini, Aldo. “Fundamentos de una estética de la destrucción”, 1961. En: Katzenstein, I. Escritos de vanguardia. Arte argentino de los años 60. Buenos Aires, Fundación Espigas, 2007, p. 32.

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