Rogelio Polesello · 06.09.2018 - 20.12.2018

Vórtex

texto curatorial

Elena Oliveras

ROGELIO POLESELLO. VORTEX

I
Un vórtice de pura sensibilidad donde todo lo sólido se vuelve fluido. Es lo que sorprende en la obra de Rogelio Polesello, resuelta en trayectorias siempre abiertas que apelan a un ojo “que responde”. Ese responsive eye (según el título de la exposición curada por Wiliam Seitz en el MOMA en 1965) es también un “ojo responsable” (responsible eye) en tanto correlato ineludible de trabajos basados en relaciones que sólo existen en el acto de visión. Sucede que, cuando miramos una obra cinética óptica, inmediatamente se opera una diferencia entre el hecho físico y el efecto perceptible, entre lo que existía antes de la percepción(una obra estática) y lo que pasa a existir en el acto perceptivo (una obra en movimiento). Joseph Albers hablaba de un desacuerdo entre physic facts y psychic effects.

II
Admirador de la obra de Victor Vasarely, Polesello inicia sus búsquedas, al igual que el maestro húngaro, en el campo del diseño gráfico. Hacia fines de la década del ’50 la admiración por Vasarely se puso de manifiesto en pinturas que deslumbraron por una técnica impecable que sellaría luego toda su obra. Desde mediados de la década del ’60 la producción de Polesello incluye objetos tridimensionales que requieren no sólo de un ojo capaz de activar el movimiento sino también de un cuerpo que, al desplazarse, efectivice la esencia de estos trabajos: su transformabilidad.

Entre las pinturas y las –hoy emblemáticas- placas de acrílico tallado se establecerá un ida y vuelta de motivaciones para nuevas búsquedas. Podemos imaginar la íntima conexión entre la luz representada en las pinturas por líneas que parecen “iluminadas” y la luz como materia inmaterial que realmente atraviesa la superficie transparente de los trabajos tridimensionales. Para el espectador la presencia simultánea de obras bi y tridimensionales, en muestras como la que se ofrece en esta oportunidad, estimulará una fascinante imbricación; aunque realmente separadas, ambas obras virtualmente se unirán en flujos turbulentos.

La pulverización del entorno, visualizado a través de las formas cóncavas o convexas de las placas de acrílico, diversifica estrategias propias de las pinturas ópticas -la inestabilidad del color, la programación seriada, el juego de perspectivas opuestas y de figura / fondo- para resaltar planteos de la topología, la distorsión anamórfica, el escorzo y la idea de laberinto a través de la curva y el giro. Se configura, de este modo, una singular estética neobarroca que pondrá en el centro la “locura del ver”.

III
Polesello es un investigador tenaz. La prueba está en la infinidad de bocetos sobre papel donde estudia perspectivas, estructuras de formas y colores para combinarlas una y otra vez. Son dibujos de pequeño formato que documentan, de modo fehaciente, el valor de la aventura más allá de la perfección. Polesello acepta el riesgo de la “imperfección”; de allí que algunas de sus pinturas muestren, junto a la estructura perfecta de líneas rectas y curvas –resaltada en el minimalismo cromático de sus obras en blanco y negro- la impronta de una entonación subjetiva. Es lo que encontramos en el “barrido” de algunos fondos en los que ha quedado la marca del gesto irrepetible.

Doble juego del orden y la aleatoriedad que revelan la complejidad de un pensamiento. Tanto es así que, al atractivo visual de las obras de Polesello, se agrega una fuerte base conceptual no siempre suficientemente reconocida. El concepto de deconstrucción, entre otros, es clave en su poética. Lo descubrimos en la necesidad de develar la génesis de la obra inscribiendo la huella de los pasos creativos. La marca del proceso de producción quedará reflejada en pinturas en las que se reproduce el boceto de base, de pequeño formato, en diálogo con la obra final que lo amplifica al tiempo que lo fragmenta. Ya no es necesario disimular la matriz creativa ni todo lo que antes quedaba “en bambalinas”.

Y así, finalmente, surge la pregunta: ¿cuándo termina efectivamente una obra? Quizás en sus comienzos.

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