Federico Manuel Peralta Ramos · 31.10.2017 - 29.12.2017

Federico Manuel Peralta Ramos

texto curatorial

Federico Manuel Peralta Ramos

Del Infinito presenta una muestra que reúne obras emblemáticas de Federico Manuel Peralta Ramos de las décadas de 1960 hasta 1990 y que tiene como objetivo homenajear a este artista disruptivo y provocador, con una serie de obras sobre  papel y tela que dan fe de su lado más irónico y sugerente, ese que lo transformó en un artista de culto, un psicodiferente, como le gustaba llamarse. Ellas nos acercan a la profunda sensibilidad y develan la aguda percepción de este artista, que construyendo su propio camino, dejó al mundo del arte dado vuelta, que supo ser un abanderado de las formulas dadaístas y duchampianas frente a la idea de que “La vida es arte” y que el humor y la ironía son las mejores herramientas. Se embarcó en las más extraordinarias aventuras, desde la presentación y destrucción de su famoso huevo en el Instituto Di Tella o la compra fallida de un toro en un remate en La Rural y las consecuencias a partir de estas acciones.

Federico Manuel podía ser el más exquisito e intelectual, el más desenfrenado o el más popular (en relación a sus apariciones en los programas de Tato Bores), así como también podía ser extremadamente sensible y sutil. Esa es la faceta que muestran muchas de las obras que conforman esta exposición, donde prima la palabra, con la que supo hacer arte, teatro, política y sociología. Fue un canalizador de pensamientos colectivos y tenía la habilidad de sacarle el velo a los espectadores, entendiendo como desestabilizarlos. Esta habilidad cambió la vida de un hombre que a pesar de sus orígenes, apellido y mandato familiar, había nacido para ser artista. Fue un defensor de sus propias ideologías y nunca forzó su obra para encajar, a pesar de que estaba desesperado por ser aceptado y ser relevante. No por nada cada vez que podía iba al café de la calle Uruguay en busca de su amigo, por entonces director del MAMBA, Rafael Squirru, y se le acercaba ansioso para hacerle la misma pregunta: “¿Te parece que aún tengo vigencia?” a lo que Squirru siempre respondía que sí. No estaba equivocado, ya que hoy, veinticinco años después de su fallecimiento, Peralta Ramos continúa siendo uno de los artistas más contemporáneos y vanguardistas de nuestra escena, porque generó una revolución universal desde un ámbito local. Nacido en Mar del Plata en el seno de una familia tradicional, había transcurrido su infancia en el campo.

Sin embargo se consideraba un ser urbano y estaba enamorado de la Ciudad de Buenos Aires, en especial de los cafés, donde pasaba largas horas debatiendo, creando, pensando y discutiendo. Su devoción era tal que una vez en el taller de su amiga Marta Minujín hizo una obra que anunciaba: “Qué lindo es caminar por las calles de Buenos Aires entrar en un bar y tomarse un cafecito”. En conclusión podemos afirmar que de Federico Manuel se sabe mucho y se sabe muy poco. Que sus familiares y amigos protegieron su legado con celo y respeto. Que para algunos era un excéntrico y para otros un genio, pero que nunca pasaba desapercibido. Que era un creador antiacadémico y un revolucionario. Y que hablar de él y de su obra es hablar de una misma cosa. Desde Del Infinito nos honra seguir difundiendo su obra.

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